CUANDO EL LADRÓN INSULTA AL POLICÍA
Saben ustedes que los hospitales asturianos están colapsados. El término “colapso” no le gusta al Consejero de Sanidad, y precisamente por eso lo utilizo yo. A mí no me gusta el término “incompetencia” o “negligencia” y, sin embargo, me toca verla cada día.
Saben ustedes que si van al San Agustín tienen que esperar en la puerta. Que en el HUCA andan por los pasillos, y que Cabueñes es un caos que da vergüenza. Es todo por la gripe, nos dicen. Ya saben, esa enfermedad desconocida que acaba de llegar a Occidente, nunca vista antes, y sobre la que no se conoce el tratamiento. No, que no hombre, que es la misma de todos los años. La de ibuprofeno y antibiótico a lo sumo. ¡Ah, que usted pensaba que había gente que gestionaba esto!. No, tampoco. Hay gente que va por allí, pero lo de gestionar es un verbo muy potente. Igual no le gusta al Consejero, como “colapso”.
Bien, el caso es que esta semana EL COMERCIO contaba con pelos y señales cómo las urgencias de los hospitales asturianos se desbordaban. Y no solamente, las urgencias, sino las plantas del HUCA, y sobre todo, de Cabueñes. Resulta que la gente anda tirada por los pasillos, y las habitaciones ahora tienen tres camas. Todo previsión, todo gestionado de modo impecable.
Algunos, los pobres, además de enfermos, resulta que son molestos. Y se quejan. Mire usted, llevo horas tirado en este pasillo, si a usted no le viniera mal buscarme una habitación, le quedaría eternamente agradecido. Pues ya se lo miro y le digo algo. ¿Tendrá para mucho?. ¿Lleva usted mucho aquí?. Pues seis horitas de nada. Bueno, antes de otras seis se lo soluciono. Eternamente agradecido. No se preocupe, es mi trabajo. Pero si ve que en dos horas no sabe nada, busque a alguien, que acaba mi turno. Cómo no, por supuesto. Y perdone el atrevimiento.
Y resulta que los que se quejaron han sido fuertemente reprendidos. Y no solamente ellos, también el personal de planta que considera indigno que las habitaciones en Cabueñes tengan tres camas o que se haya habilitado una planta del Monte Naranco en Oviedo, porque nadie pensó que en enero hay gripe a borbotones.
Resulta que han sido amedrentados y faltados los enfermos que contaron a EL COMERCIO que la situación era intolerable y les dejaron hacer fotos en su habitación. Y el personal que ve cómo los enfermos están en condiciones indignas y que no pueden desarrollar su trabajo en condiciones porque otros, que debían pensar, no lo hicieron, reciben amenazas de sufrir un expediente.
Así que ya saben, si les detiene la policía en plena comisión de un delito, hay que adoptar una actitud ofensiva. Incrépele usted. ¿Qué es eso de andar haciendo su trabajo? ¿Ya no puede uno robar en paz en este país? ¿A dónde iremos a parar?
Y, sobre todo, no se ponga enfermo. Zumo de naranja y miel de Boal sin mesura. En caso contrario, que sepa que le espera un pasillo.
Y , por encima de todas las cosas, no proteste, páselo con resignación.
Es lo que hay.