DE PACTOS Y PRESUPUESTOS

            Como todos saben, a poco que vivan en esta ciudad y se tomen un café en ella y ojeen este periódico, el PP e IU han renovado su pacto municipal para el presupuesto de Oviedo relativo a 2015. El año pasado fue bien, se citaron, se gustaron y salieron juntos.

            La Junta Local de Oviedo del Partido Popular, el pasado jueves, ratificó sin fisuras el pacto, y este fin de semana, el 72 % de los militantes y simpatizantes de IU en Oviedo aprobaban el pacto de presupuestos con el Gobierno local.

            La pasada semana, en una tertulia radiofónica en la que intervengo semanalmente, se trataba el asunto de los pactos presupuestarios y cómo repercuten en el electorado. No olvidemos que un alto cargo socialista pasó por Asturias y no debieron recordarle cómo andan las cosas por aquí. Preguntaba en voz alta y mitinera si PODEMOS iba a apoyar, en su caso, a la derecha (se refería a FORO) o a un gobierno “progesista”  (a mí esto de progresista me sigue haciendo una gracia que me muero. Resulta que yo, que no soy del PSOE, y no me escondo, no puedo ser progresista. Seguro que soy “retrógrado”, pero tengo 40 años y más visión de futuro que muchos de los que ocupan altos cargos en esa formación que parece patrimonializar la progresía). Les preguntaba con quién iban a pactar, como reprochando, en una región en la que Presupuesto que no se pacta, presupuesto que no sale adelante.

            Miremos a la Junta General del Principado de Asturias, donde el PP apoyó al PSOE por segundo año, para que esta región tenga presupuestos. En Avilés un poco de lo mismo, en Oviedo, suban ustedes dos párrafos.

            Nadie puede prever lo que va a ocurrir el 25 de mayo, pero sí tengo claro que la fragmentación va a ser mayor. Que habrá ayuntamientos con 10 fuerzas políticas representadas, y eso será bueno, y difícil. Bueno porque la democracia es eso, multicolor, diversidad, opinión alternativa. Y difícil porque gobernar así es un suplicio. Y quien más lo nota, al final, es el ciudadano.

            Por eso el pacto presupuestario de Roberto Sánchez Ramos y Agustín Iglesias Caunedo es un ejemplo de lo que se va a pedir a los políticos en el futuro. Por eso ambas formaciones han trabajado la “cocina” para poder llegar a un acuerdo que permita que, en año electoral, se pueda maniobrar y no nos plantemos en el verano sin una sola obra, con los problemas sociales seis meses atrás y pensando en cómo se va a gobernar lo que venga tras el último domingo de mayo.

            Porque los ciudadanos, cada vez más, queremos gestores. Gestores ejemplares que piensen en nosotros y en lo que necesitamos. Que antepongan el futuro de la ciudad a una sigla política, como esta vez han hecho Rivi y Agustín.

            Y así parece que lo ven, no ya los de fuera –  no los otros grupos políticos, oxidados y escocidos porque no les llaman, y eso es lo peor, que ni siquiera te llamen para bailar una pieza te hace sentirte tremendamente desgraciada – sino los ciudadanos y los propios militantes (que a veces son los más difíciles de convencer, anclados en ocasiones en algún postulado maximalista que no perdona viejas cuitas).

            Esta vez han logrado convencer a los de dentro y a los de afuera. Han logrado olvidarse de qué partido son y pensar que Oviedo necesitaba tener cuentas este año.

            Ya lo he dicho muchas veces, pero esta vez vuelve a venir a colación a raíz del pacto. En esta ocasión más que nunca: lo que no son cuentas son cuentos. Esta vez nos han arreglado las cuentas sin contarnos ningún cuento.