LA ZONA PLATINO
El espacio de estacionamiento limitado y controlado de Oviedo, la hasta ahora conocida como “zona azul”, pasa a convertirse en breve en “zona platino”. Aparcar en las calles, a mayor abundamiento de ser algo muy complicado, va camino de situarse en márgenes impagables. Es difícil encontrar un hueco, pero las medidas que establece el nuevo contrato municipal hacen que quedarse sea imposible, mantenerse un ratito bien costoso y, en caso de pasarse, se pague caro, muy caro.
A partir de la entrada en vigor de la nueva zona azul – en el mes de junio, probablemente – no podrá renovarse el ticket una vez transcurridas las dos primeras horas, lo cual obliga a mover el vehículo forzadamente. La renovación será imposible, al grabar la matrícula la máquina, que no le expedirá un nuevo ticket.
No se sabe aún muy bien cómo harán los residentes, que pueden aparcar en la zona gratuitamente en determinados tramos horarios, pero están obligados a renovar su ticket diariamente de 9 a 10 por semana y luego llevarse el vehículo.
Y si uno se pasa, ay si se pasa … hasta ahora te dejaban un pequeño papelito en el parabrisas. Algunos lo pagábamos, quizá por timoratos o respetuosos, o un poco de cada, pero el 95 % lo dejaban en la papelera más próxima, que para eso somos la ciudad más limpia. Ahora los papelitos desaparecen, y directamente el controlador de la zona azul nos dejará una sanción en forma, de 90 eurazos, que podremos cancelar durante un tiempo limitado en la propia máquina, pero, de llegar tarde, seguirá su curso para cobrarse contra nuestro patrimonio por la vía ejecutiva.
Los controladores de la zona azul asumen labores de intendencia, viéndose obligados a denunciar a los vehículos que estacionen inadecuadamente, en la zona azul o en cualquier otro espacio de la ciudad. Ya saben, los “gorrillas” buscan huecos, los operarios de la zona azul, a partir de ahora, “se chivan”.
Curiosamente, a partir del nuevo contrato, se intentará recuperar lo de aparcar en alguna calle mediante reserva vía móvil. Aquello que se probó en la calle José López Muñiz, al lado de donde vivo y que no usó nadie, ni nadie conoce a nadie que haya visto u oído de alguien que reservara. Una cosa es la Smart city, y otra chorradas como esa, y hemos de saber distinguirlas y no premiarlas. Reservar una plaza por el móvil, en una calle que tiene 200 metros, y en la que siempre hay sitio, es jugar con el boleto marcado, y por eso nunca tendrá premio.
Y lo último de lo último es la “zona de alta rotación”, en la que la zona platino, con idéntico precio, tendrá reclamo color naranja y uno deberá retirar su coche en 45 minutos. Y si uno se pasa, el operario obligado a denunciarle. Y si no cancela en ese momento, 90 eurazos del ala …
La verdad es que ya nos hemos acostumbrado a la zona azul. Son muchos años, tiene sus ventajas, evita que los coches ocupen las calles de modo perenne y favorecen a los residentes. Pero esto que ahora vamos a tomar es excesivo y demasiado caro, en tiempos en que es cara la lechuga y la patata, porque no hay y en la ausencia todo queda lejano. Quizá debamos enseñar a la gente en lugar de sancionar. Aprendimos a no tirar un papel al suelo a base de una papelera cada 50 metros, y nadie nos multó jamás.
También sabríamos aprender a aparcar sin que nos cueste el hígado.