Por María de Álvaro:

Cada vez que hay elecciones en Estados Unidos, aunque sean primarias, me pasa lo mismo. Me entran unas ganas de ser americana que me muero. Supongo que porque me va lo del espectáculo, lo del showbusiness. Y sobre todo porque ver a Rajoy delante de una bandera o a ZP levantando su cansina ceja me aburre. Lo siento.

A mí lo que me gusta es esa Hillary poniendo pucheros y pegando botes. Me encanta ese Obama más blanco que yo misma después de unas buenas vacaciones. Si es que casi hasta podría hacerme fan del senador John McCain y sus 71 años bien pasados por quirófano, con linda esposa modelo Barbie y todo. Tan republicanos y tan guapos.

Puestos a desencantarse con la política es mucho mejor que por lo menos se le ponga a la cosa un poco de emoción. Puestos a no creerse ninguna promesa casi que ni me parece mal que super Hillary se haya puesto por delante del bueno de Barack por echar una lágrima a tiempo. Sea o no sea de cocodrilo.

Al final va a resultar que se vota como se quiere. Sin saber por qué. Ni por qué no.