Por María de Álvaro:
Un día, por causas que a nadie, salvo a mí misma, familiares y amigos más próximos, le interesan lo más mínimo, decidí hacerme zen. Y hacerse zen, como del Sporting o del Atletico de Madrid, requiere, primero, tener muchas ganas y, después, mantenerlas. Claro que antes de eso es importante saber qué es eso de ser zen. A mí, persona sencilla cuando me lo propongo, me bastó con una frase: “Sientate en silencio, no hagas nada. Viene la primavera, y la hierba crece sola”.
La frase es de un japonés muy zen de nombre Zenni Kushu o algo así. Y desde que la leí y decidí aplicarla no me ha ido del todo mal. Hasta hoy. Y eso que esta mañana compré las primeras fresas del año. O sea, que llegó la primavera, porque que sean de invernadero o dejen de serlo es un asunto que no me interesa.
Pero la cosa es que no, que con fresas y todo, mi espíritu zen se tambalea. Y la culpa la tiene Ovidio Sánchez. Sí, él y su cara de no pasa nada. Él y su llámame perro. Él y su alma de corchu, ese que siempre flota. Que a veces, sentarse y esperar a que llegue la primavera está muy bien. Lo que no está tan bien es vivir tirao en el prao. Así caiga la mundial.
Y lo peor es que me veo quitándome de zen y haciéndome del club de fans de Gabino de Lorenzo. Y eso sí que iba a ser mucho.