Trabajar un fin de semana en pleno mes de julio es una desgracia como otra cualquiera. Lo es aunque los pringaos seamos legión. Y es verdad que el mal de muchos no debería ser consuelo… Pero lo es, que ya se sabe que el ser humano tiende a la maldad por naturaleza. Así que para todos lo que, como servidora, se van a pasar el sábado y el domingo a pie de ordenador, de barra, de mostrador, de zanja, de ambulancia, de camilla o de lo que sea… un clásico de ayer, hoy y siempre. Ánimo, chicos, y pensad que va a llover y nadie va a poder ir a la playa. Que mala es la envidia. Lo sé, y lo siento. Ustedes me perdonarán.