De siempre he soñado con la jubilación a los 35. Y ahora, que no me queda nada, más. Esto, en lenguaje sindicalista, se diría, por tanto, que es una reivindicación histórica mía personal. Pero me temo que lo tengo claro, así que voy a ver si me paso, por ejemplo, a la de seis meses de vacaciones o a la de semanas laborales de martes a jueves (ambos NO inclusive). También estaría bien, ahora que estamos en enero, pedir una revisión salarial de, no sé, ¿IPC más 100% sería mucho? El caso es que yo esto se lo cuento a mis compañeros tomando café y, oye, que se ríen de mí los muy cretinos. Pero tengo la solución. Cambio de trabajo. Me voy a hacer piloto (o pilota) de Iberia. Porque si eres piloto de Iberia tú pides estas cosas y de ti no se ríe nadie. A ver.
PD. También me vale ser ministra de Fomento, que la armas y te ponen una medalla y te mandan de viaje a Vietnam, con las ganas que tengo yo de ir a Vietnam desde que vi las fotos de las vacaciones de mi amiga Mari. Ah, y encima piensas más rápido de lo que hablas, con lo que debe molar eso. Y, oye, que no hay puesto vacante porque Maleni no se va ni despegándola con agua caliente, pues no pasa nada. Me vale ser Carod Rovira y marchar a Nueva York para montar una embajada. Y mucho más ahora en plenas rebajas. Me veo por la Quinta cargada de bolsas y me pongo hasta nerviosa.