Aunque no usen montera, no calcen taleguilla y algunos ni siquiera se adornen de muchas luces, los políticos y los toreros, a veces, se parecen. Nunca en el traje, casi nunca en el valor, pero a veces, insisto, sí en sus ‘pases’, también conocidos como ‘pasadas’. Me recordaron ayer los diputados, concejales y demás miembros del PSOE de Madrid a José Tomás y Paco Camino. Vamos, que no digo que no tengan razón, que no digo que no haya que protestar porque Esperanza Aguirre cierre la comisión de investigación del ‘caso Mortadelo’ como el que echa la persiana en su propio chigre y, la parroquia, a pedir la última a otro sitio. Lo que pasa es que, como toda la vida me dijo mi padre, la razón se pierde por las formas, y a lo mejor no era el homenaje a las víctimas del 11-M el mejor momento para boicotear a nadie. Exactamente igual que uno no debería devolver una medalla porque se la den después a un compañero. Por más que el compañero no se la merezca ni de lejos, que una cosa es torear y otra muy distinta ser torero. Pero con lo taurino que resulta siempre un buen silencio… Además, también Al Gore tiene el Nobel de la Paz y mira tú.