Pinares y vinos en la Ribera del Duero; noches de teatro romano y risas en Mérida; castillos, viñedos y más vinos en Bordeaux; playas, paisajes y sidra en Bretaña; acantilados, historias de piratas y tortillas de mantequilla en Normandia; la ‘vie en rose’ en París… Vivir quita tiempo prácticamente para todo lo demás. Vivir las 24 horas, con sus mañanas, sus tardes y sus noches, ha hecho que me olvidase de prácticamente todo lo demás durante un mes. Pero he vuelto. Es lo que tienen las vacaciones, que se acaban. La ‘vie en rose’ no. Sólo es cuestión de empeñarse. Bien hallados todos y todas a excepción de la depresión postvacacional. A esa no pienso abrirle la puerta.