Me río con algunos chistes machistas, llamo enanos a los acondroplásicos y no creo que darle una ñalgada a un niño cuando se pone pesado sea maltrato. O sea, soy un monstruo. Lo advierto así, de antemano, para que nadie se asuste si digo que el suelo de los astilleros de Gijón, cuando dejen de serlo, debería convertirse en suelo urbano. Decir esto queda feo. Como de especulador sin escrúpulos. Lo sé. Lo saben también en el Ayuntamiento de Gijón. Lo dejan clarísimo cuando, en un alarde de cumplimos-nuestras-promesas y no beneficiamos al malo del constructor, cambian grúas y barcos por un polígono industrial ahí, bien metido entre edificios de viviendas y bien en medio de la playa. Eso sí, vecinos del Natahoyo, La Calzada y usuarios en general del Arbeyal, no ‘preocuparse’, que va a ser un parque tecnológico, que es como un polígono de los de toda la vida, pero mucho más cool. Que tiemble Formentera.