Me pasa con el PP de Valencia lo que me pasa con algunos hombres que han pasado por mi vida, que no espero nada de ellos. Quiero decir que llega un momento en que una deja de sorprenderse de determinadas cosas, seguramente porque ya se ha sorprendido bastante. Que lo de Gürtel no era cosa de cuatro trajes lo sabíamos todos (aunque algunos no quisieran saberlo). Así que a mí que se abra el sumario y se cuente lo que se cuenta me deja como estaba. O casi. Porque la podredumbre de algunos, ya lo he dicho, me la esperaba. Que se gasten nuestro dinero, vale, pero que se lo gasten en horteradas, pues ya no. Llámenme frívola, pero parece que me afecta que la pasta robada se vaya en pelucos de a 25.000 euros que dan un “cante de cojones” (entrecomillo del sumario, que no diga mi madre que soy una malhablada) y en ‘infinitis’ con “llantas de ventilador” tipo tratante.

Y luego ya que Ana Botella se enamore de ‘El Bigotes’ pues, qué le vamos a hacer. Sabido es que el amor es ciego, que en gustos no hay nada escrito y que el tipo de hombre de Ana Botella es bastante particular. Además yo en eso no estoy para dar lecciones. A ver.