Tendría seis o siete años y era la primera vez que mi madre me dejaba vestirme como realmente quería. El resultado: falda a la altura del cinturón, chupa de cuero, calentadores rosas, pelo naranja y rimmel, mucho rimmel. Por suerte para mí y ahora creo que especialmente para mi madre, era Carnaval. Y, yo, claro, […]