2,6 millones de espectadores siguieron ayer la final de Eurovisión en Televisión Española. Para la pública, un éxito. Para servidora, una preocupación. Y no porque el concurso me parezca completamente prescindible. Ni siquiera porque la canción seleccionada merezca que la SGAE pague a su autor con un billete lejos. Muy lejos y sólo de ida. […]