No puedo más. Veo otra foto de Tiger Woods con cara de martir y me pillo una baja por depresión. Estoy harta. Desesperada, si me apuras. Vale que el chavalote se podía haber cortado, vale que poner los cuernos está feo. Vale, vale y vale. Pero vale de verdad. Que juegue al golf (me ahorro los chistes de lanzamientos y pelotas) y arregle, o no, sus problemas domésticos en casa, valga la redundancia. A mí, como diría el gran Rhett Butler: “Francamente, me importa un bledo”. Lo que no sé es porque les importa tanto a sus compatriotas. Será que se aburren. O que no tienen un Sálvame 24 horas, que, quieras o no, descarga a un pueblo. Ays.