A mí hasta anteayer me daban miedo las pelis de vampiros y algunas de ‘Cine de barrio’; me daba miedo Twitter, o que Paquirrín hiciera en Twitter en dos horas más amigos que Roberto Carlos en toda su vida; me daba miedo que las auditorias políticas sólo le sirvieran a los políticos cuando auditan a sus contrarios; me daban miedo algunos miedos, los propios y los ajenos. A mí hasta anteayer a veces hasta me daba miedo no tener miedo. Ahora ya no, porque ahora lo que da miedo es mucho más serio que todo eso. No sé si es el momento de ir de listo o de lista. No sé si es el momento de soltar el mítico ‘te lo dije’ que para tantas cosas sirve. O el tan maternal ‘te está bien empleado’; ‘nos’ en este caso. No tengo ni idea de qué va a pasar en Japón ni en el resto del mundo. Sólo sé una cosa, que espero que el comisario europeo de Energía, Günter Oettinger, tenga un nombre impronunciable pero ni idea de que significa la palabra apocalipsis. Porque apocalipsis, mira que lo siento, no es ‘una’, es ‘la’, como uno se muere una vez y no varias. Sé eso y que mejor dejas de leer este post y vas al verdaderamente interesante. El que escribe aquí mismo Rie Chiba, una japonesa que vive en Llanes y que tiene a toda su familia pegadita al perímetro de seguridad. Ahí va el enlace…