“Los hoteles de Avilés se unen para competir con Gijón y Oviedo por el Niemeyer”. Siempre que leo un titular así, y este es de mi periódico en su edición de hoy en la propia Villa del Adelantado, me imagino a Gurb tramutado en Marta Sánchez leyendo y flipando. Y quien dice Gurb dice otro marciano cualquiera e incluso, sin necesidad de salir del Planeta Tierra, cualquiera que no sea del Planeta Asturias. Resulta que los hoteleros de Avilés quieren buscar fórmulas para que los potenciales visitantes del Niemeyer no se vayan a dormir a 20 kilómetros, lo que viene siendo ocho o nueve paradas de metro donde lo haya, 20 minutos de autobús o 10 en coche respetando los 110 kilómetros por hora de rigor. En bici ya depende de las piernas de cada cual. Yo tardaría una vida entera, pero este ya es un problema mío personal que no viene al caso.

Al caso viene que los hoteleros de Avilés parece que no buscan fórmulas para que esto (léase Asturias) se nos llene de turistas, no, las buscan para que duerman en su término municipal. Me pregunto, por ejemplo, si vale quedarse en Candás, que en vez de a diez minutos está a cinco. El día que nos demos cuenta que somos una región (o una comunidad autónoma, me da igual) y no varias aldeas galas compitiendo entre sí, igual hacemos algo.

Y esto ya para los turistas o posibles turistas: recuerde que si viene a ver Tito Bustillo no puede salir de Ribadesella; si lo suyo es más Laboral Centro de Arte, está en Gijón; si le van los Premios Príncipe, el Campoamor y la ópera, quédese usted en Oviedo; Covadonga, Cangas de Onís y cuidadín con parar en Arriondas que eso ya está en Parres y es otro concejo. Ah, y si es usted tele-mitómano y pretende recorrer los escenarios del ‘Doctor Mateo’: Lastres, se llama Lastres. No lo confunda con Llanes, que le mandamos a la asociación-de-hoteleros-lastrina a buscarlo a la puerta de su hotel y se entera.