Seré rarita, pero me produce escalofríos ver a gente celebrar la muerte de gente. Y me da igual aunque reconozca que, probablemente, no hay mejor lugar que el otro mundo, cualquier otro mundo, para alguna gente. Me da igual hasta que entre esa gente celebrante haya familiares directos de las víctimas del muerto que hoy se festeja. Seré rarita, pero se me congela la sangre. Ellos, los que ondean banderas y ríen satisfechos en Times Square y aledaños, a lo mejor no lo saben, pero la venganza no devuelve muertos. Los muertos siguen en su sitio. La muerte de otros no cambia nada, sobre todo si se les mata sin juicio y por la espalda. Eso sólo hace crecer su leyenda. Yo que pensaba que los ‘buenos’ no hacíamos estas cosas… Yo que pensaba que eso era cosa de los ‘malos’… Va a resultar que son más tonta de lo que pensaba. Y encima rarita Uf.
PD. Agradezco, eso sí, el detalle del señor Obama de no enseñarnos el cadáver. Thank you, mister president