El domingo, con ZP; ayer, con Rajoy, dónde será la próxima? De momento, aquí os dejo con el PP y su mitin estrella de campaña…
El innombrable
El cine tiene su leyenda del indomable, ese Paul Newman comiéndose un huevo cocido detrás de otro, y esta campaña tiene otro, pero más que indomable, que también, resulta innombrable. Ayer hubo alguien que recibió casi tantos dardos como Zapatero, «Pepiño», Areces y «el candidato Fernández» juntos, pero nadie dijo su nombre. Pistas, sí, pistas las dieron todas. Ahí van, a ver si adivinan: «algunos vienen a ofrecer el cambio en 15 días» (Ovidio Sánchez), «aquel político que crea que no le debe nada a su partido está radicalmente equivocado y el que crea que su partido tiene una deuda con él es un ingrato y un arrogante» (Gabino de Lorenzo). ¿Alguna más? «Este partido es un gran proyecto nacional y la única alternativa de cambio» (Isabel Pérez Espinosa) ¿Más contundente? «Asturias está muy por encima de los intereses personales de nadie» (Mariano Rajoy).
Así, frase a frase, crítica a crítica, fue como el innombrable planeó durante todo el mitin estrella del Partido Popular, el que sirvió para estrenar el auditorio del Palacio de Calatrava («que no le costó un duro al Ayuntamiento de Oviedo ni a los ovetenses», recordó su alcalde), el mitin que trajo a Oviedo a su presidente nacional y reunió a más de 2.500 militantes y simpatizantes, y el mitin en el que una cosa quiso dejarse clara: «Lo que no sea voto al PP es voto al PSOE».
Quedo claro. Eso y que el partido sabe cómo organizar un mitin: banderas en cada asiento, chapas en cada solapa proporcionadas a las puertas y, lo más importante, una entrada de sus líderes al más puro estilo Hollywood, desde arriba, de entre el público, por sorpresa y dando manos, saludando y sonriendo, sobre todo sonriendo, que para eso estamos en campaña y sonríe hasta Javier Fernández. En serio.
Gabino de Lorenzo fue el primero en llegar. Y fue puntual. Y arrancó los primeros «alcalde, alcalde, alcalde», pero el alcalde quiso ceder protagonismos, tanto que hasta interrumpió su discurso para pedir un aplauso para Ovidio Sánchez, «que siempre-y tocó bailar con la más fea». Ayer tal parecía que por fin había convencido a la guapa para salir a la pista, porque ayer el presidente del PP de Asturias y no-candidato a la Presidencia del Principado estuvo más enérgico que nunca, más exultante, tan «espezzzztacular» como él dijo que era el nuevo auditorio.
Y Espinosa no le anduvo a la zaga. Batió el brazo saludando más que nadie; puso al PSOE en el punto de mira más que nadie (responsabilizó a «Areces y a su heredero» de la «corrupción y la casa de tócame Roque en la que se ha convertido el Principado»); habló, por cierto, del innombrable menos que nadie, y hasta se atrevió con Víctor Hugo y aquello de «el futuro tiene muchos nombres» y «para los valientes es la oportunidad».
Valiente la llamó Rajoy, que reivindicó la historia del partido, su pertenencia «a la mayor organización política del mundo: el Partido Popular Europeo» y, claro, las cifras del paro. Rajoy insistió en Oviedo en su discurso de cambio y en su camino a la Moncloa y en recordar que han sido los socialistas «quienes congelaron las pensiones, les bajaron el sueldo a los funcionarios, anularon el cheque bebé…» Recordó eso y que «dividir el voto es tirar los votos a la papelera». Otra vez el innombrable. Y ya lo han adivinado. Ya no hace falta que diga la palabra ‘maldita’. ¿O si? Venga, Francisco Álvarez-Cascos. Por si acaso.