Odio a los ingleses por su grasiento fish and chip, porque son fans de Lady Di, por la existencia de Victoria Beckham, por lo que nos hizo el pirata Drake y por lo cabrón que fue Enrique VIII, por tener tan cerca Londres, por poder vivir incluso en Londres, por sus hoolingans y por venir a Salou a enseñarnos el culo. Les adoro por el gintonic, por los sombreros de su Reina Madre y los pañuelos de su Reina a secas, por las gabardinas de Burberry y por los estampados Liberty, por las pelis de Ken Loach y por Nick Hornby y por Shakespeare y por Oscar Wilde. Les odio por su prensa sensacionalista y por su curiosa manera de obtener información y les adoro porque a un político, si le pillan, dimite, y si al que pillan es a un periódico, pues también. Vaya que si el escándalo de ‘News of the world’ se produjese, un suponer, en Telecinco, en vez de rodar cabezas harían históricos de audiencia. ¿O no?