Finalizada la Feria Taurina de Nuestra Señora de Begoña y, con ella, la agria polémica municipal sobre quién paga las entradas y quién va de papo, como se fue toda la vida a la otra Feria, la de Muestras, nuestra ilustrísima corporación nos asalta con otro tema que nos tiene a todos en un ‘ay’. Resulta que la alcaldesa Moriyón, cirujana de profesión (me ha quedado muy ‘Trece rue…’, reconozcánmelo), resulta, digo, que opera en su tiempo libre. Vale. Y resulta que es un escándalo de dimensiones inconmensurables, oye, resulta que la oposición se ha puesto de acuerdo como si fuera esto el mismísimo Ayuntamiento de Fuenteovejuna, porque parece ser que es una vergüenza y una dejadez de funciones y una incompatibilidad como un piano de cola y un asunto de pleno extraordinario y todo. Vale también. Me pasa, como a Woody Allen, que no me gusta que nadie se meta con mis aficiones. Y, como me pasa esto, no suelo meterme con las de los demás. Lo que haga la alcaldesa Moriyón cuando es Carmen me importa tanto cómo con quien se acuesta Belén Esteban. Y los que dicen que una alcaldesa no puede tener tiempo libre porque hay gente en el paro me dan la risa. A ver si pasa agosto, un mes, como todo el mundo sabe, muy dado a las serpientes veraniegas, y unos se dedican a gobernar y los otros a hacer oposición. No el indio. Gracias.