Como el marqués de Bradomín, me confieso católica. Fea y sentimental, depende del día que tenga; apostólica, no tanto, que soy poco de imponerme y de dar la brasa a mis semejantes, y romana, pues menos, que nací en Gijón, aunque no me importaría vivir en Trastevere. Lo digo porque supongo que no es delito, […]