Le juré amor eterno por una frase tonta. O aparentemente tonta. Fue gracias a Claire, creo que se llamaba Claire, y a su ‘profesor del deseo’. Fue cuando él, creo que fue él, para explicar cómo era ella y por qué le había vuelto loco, dijo: “Es sencillamente irresistible. O, mejor dicho, hace innecesaria toda resistencia”. Le juré amor eterno por eso y porque al rato también confesó que era “una de las personas corrientes menos corriente” que jamás había conocido. Supongo que no hay nada mejor que se pueda decir de alguien. A mí me lo dijo un día Philip Roth y, desde entonces, nadie lo ha superado. A ver si mañana, por fin, es, además del enorme escritor que es, el Príncipe de las Letras.