Ya no llegan cartas. Ni siquiera a veces, como cantaba Raphael. Ni siquiera del banco. Las cartas son cosa de nostálgicos, de románticos sin remedio, como los manuscritos fueron cosa de abates y monasterios medievales. Hace años, de esos que parecen siglos, que internet se las comió. Pero de lo que no nos habíamos dado […]