El caballo blanco de Santiago era blanco. Parece que en eso estamos todos de acuerdo fuera del color que fuera la montura del ínclito ‘Matamoros’. De la misma manera que cuando ‘oro parece y plata no es’, no hablamos de una pera. Así que sí, Dolores de Cospedal tiene más razón que un santo, ya que andamos por los altares, cuando dice que los papeles del escándalo NO son la contabilidad del PP. Claro, gracias, María Dolores. Hasta ahí habíamos llegado. Si fueran la contabilidad del PP haría tiempo que en Génova hubiera entrado un camión de mudanzas. O una excavadora. Se parecen tanto a una contabilidad como un abrigo a la ropa interior, por no decir a una braga sucia, si se me disculpa la ordinariez. Es el cabreo.

Lo interesante ahora es que el partido del gobierno o el gobierno del partido, que tanto monta, explique si los papeles amarillos de la vergüenza destapados esta mañana por El País son reales o tan falsos como la moneda de la copla. De momento, hace falta esa explicación. Sin trastabillarse, a ser posible. Y, después, otras muchas. Lo único que no nos hace falta es tanta exhibición del ‘y tú más’ como estamos viendo y oyendo en el Congreso y sus aledaños. Eso vale para los patios de los colegios. No para este otro patio, este que se nos está cayendo a pedazos. O nos lo están tirando.