Le pasa al mundo lo que a los números primos, que le gusta dividirse, sobre todo por sí mismo. El mundo se divide de mil y una formas, por ejemplo, entre los que somos de Batman y los que son de Superman; como se dividió en su momento entre las que éramos de Noor y las que eran de Rania, pero ese es otro tema. La cosa es que ser de Batman frente a Superman es muchísimo más evidente. Superman es un tipo que gana bastante con gafas, en contra de lo que opinaría Lex Lutor, porque Superman cuando no es Clark Kent no tiene mérito ninguno. Los superpoderes son como el apellido, vienen dados, y por tanto, no me impresionan. Batman es otra cosa, Batman es un tío como usted y como yo -vale, puede que más alto y seguramente más rico- pero Batman no tiene superpoder alguno más allá de los que él mismo se procura. Y eso es lo que me gusta. Eso y otras cosas que no vienen al caso. Por eso soy de Batman, y por eso me indigna este nuevo intento de Hollywood por disfrazar a Superman de mi murciélago para que alguien se lo tome un poco en serio. El nuevo Superman, se habrán fijado, no viste de azul puñeta, sino de un azul oscuro casi negro (si se me permite el plagio a Sánchez Arévalo y el chiste malo, de paso) y sobre todo y lo más importante: ¡Ya no lleva los calzoncillos por encima del pantalón! Y así, no, porque si ni Superman se mantiene fiel a sí mismo, ¿qué vamos a esperar de los demás?
Le pasa a la nueva versión del chico de la kryptonita lo que al DNI de la Infanta Cristina, que parece falso. En el caso de Superman no hay mucho problema, vale con no ir a ver la peli; se puede hasta hacer apología del boicot si uno (una) es de natural exagerado, véase yo misma. En el caso de la señora de Urdangarin la cosa ya no es tan fácil. Su peli es como esas que ponen el fin de semana a la hora de la siesta, esas de “basada en hechos reales”. Y, encima, hay que tragársela igual que el Nodo, sin rechistar. A mí las imágenes sonrientes con la familia al completo de ayer me dejan igual que Superman sin el calzoncillo por fuera. Con sensación de, no sé, ¿estafa?