Hace más de 40 años que Mafalda viene diciendo que se pare el mundo, que ella se baja. Y Mafalda siempre tiene razón. Y ahora más que es ‘princesa’, una atribución, por cierto, que no creo que le guste mucho, no por republicana, que también, sino porque fue ella, la pequeña y enorme Mafalda, la que nos enseñó allá por el pleistoceno que las niñas no teníamos por qué querer ser princesas, porque podíamos ser lo que nos diera la gana.
La cosa es que Mafalda quería bajarse del mundo y su padre, no el que limpiaba el coche con el revés de la corbata, regaba sus plantas sin parar y era adicto al Nervocalm, no, su padre Quino, dice ahora que no tiene ni idea de que diría Mafalda hoy. Lo decía Joaquín Salvador Lavado Tejón para agradecer su Premio Príncipe de Comunicación y Humanidades, casual y justamente el mismo día en que Aditya Mittal decía que descarta por completo cualquier tipo de inversión en Europa en 2014 a pesar de que los resultados son bastante mejores de los previstos. ¿Y que decía mientras tanto el comité de empresa de Arcelor en Asturias? Pues, ná, pues convocaba un día de huelga en contra del calendario de vacaciones. Pues, vale, pues venga, pues nos bajamos todos con Mafalda y ya si eso el último que apague la luz.