En teoría funciona hasta el comunismo. No lo digo yo, lo canta Nacho Vegas, gran cantante y mejor autor, recientemente inmerso en el proceloso mar de la canción protesta. Lo recuerdo ahora que hablamos y hasta nos manifestamos por la república, porque en teoría, lo que es en teoría, con la república estar tiene que estar de acuerdo hasta el mismísimo Juan Carlos (no sé si puedo seguir apostillando lo de ‘primero’ o no y tampoco sé si tengo que seguir prefijando el ‘don’ o no; espero me disculpen, es mi primera abdicación en activo). Y entiéndase por ‘teoría’ un discurso razonado y fundamentado -si se me permite la redundancia, que no debería permitírseme- en la razón. Porque el ciudadano Borbón, todavía jefe del Estado español, o sea, jefe de su estado y el mío, es un hombre de firmes convicciones democráticas, tal y como tiene demostrado, y, por tanto, entiende o debería entender mejor que nadie que la herencia genética no es garantía para nada. En teoría.
Pero, ay, la teoría tiene una prima tan puñetera como algunos parientes del mismísimo Juan Carlos (tampoco tengo claro si debo llamarle rey o exrey, porque he leído varias teorías y sus contrarias). Y, sí, lo han adivinado: es la práctica. Y en la práctica y a pesar de los mil y un pesares, estos últimos 40 años han sido algunos de los 40 años más estables y hasta pacíficos de nuestra siempre turbulenta historia y especialmente de la reciente. Y en la práctica, además, acordaremos que no estamos en el mejor de los momentos posibles, ni como país ni como comunidad de vecinos si quiera o sobre todo. Lo digo porque aunque en teoría la república puede ser un buen sistema, en la práctica puede que no sea tiempo de dedicarnos a nada que no sea tratar de mantener el barco estable para que no se nos hunda. Consultar es bueno (siempre, claro, que se consulte entre todos los afectados) y revisar la Constitución, a veces puede que también, pero cuando el enfermo necesita antibióticos en vena a lo mejor es perder el tiempo hablar de cambiar la receta de la sopa que le vamos a dar para comer, porque para eso ya habrá tiempo. Y ahora de lo que es tiempo es de estabilidad.
Y puestos a ponerse prácticos, un apunte más, con la venia: sólo aunque sea por lo que le ha costado a su estado y al mío la educación de heredero de la corona (no, no voy a repetir eso del ‘mejor preparado’, que ya estarán hartos) a lo mejor no estaba del todo mal esperar un poco a ver si rentabilizamos la inversión. Para algo que ya tenemos pagado…