Mis rodillas tienen nombre. Las he bautizado. Después de ocho días de Camino ininterrumpido resulta imposible no hacerlo. Sin contar más intimidades de la cuenta, he decidido que, al contrario que los ángeles, las rodillas sí tienen sexo. Las mías al menos. La izquierda es hombre y lleva haciéndose notar desde el primer día. Quejándose, […]