Si un extraterrestre entrase ahora mismo por la puerta de la Junta General del Principado o de nuestras consistoriales casas ataviado con sombrero cowboy y gritase, como Clint Eastwood, aunque con menos estilo, porque con más es imposible: “¿Quién es el dueño de esta pocilga?”, oiría su propio eco: “ilga, ilga, ilgaaaaaa”. Eso o las […]