Los ascensores se inventaron para tener un sitio en el que hablar del tiempo. Y resultaron de lo más eficaces. Tamaño justo, para evitar aglomeraciones y, por tanto, discusiones multitudinarias; habitáculo en tránsito, para que nadie salga corriendo, y viaje corto, cortísimo, para que el personal no se aburra ni se corte las venas. El […]