Cada mediodía salíamos del colegio corriendo. Y no porque tuviéramos hambre, que también, es que habíamos quedado. Mi madre preparaba la comida y nosotros, mientras robábamos un cachín de pan o metíamos la furtiva mano en algún paquete de cualquier cosa recién traída del súper, encendíamos la tele. Y allí la pillábamos siempre, embadurnada de […]