220.000 muertos, 11,4 millones de personas arrancadas de sus hogares, el país con más desplazados del mundo. Esos son los datos de Siria cuatro años después del comienzo de la guerra civil y de que el régimen de Bashar al Assad y los integristas islámicos implantase el terror. La cara es la de este niño de cuatro años a la que apunta una cámara de fotos que él parece confundir con un arma. Su gesto, con las manos en alto, el reflejo y la imitación de lo que ve cada día. Sus ojos, la constatación de que la barbarie se ha instalado entre lo cotidiano, porque mira con miedo, pero también con la resignación de quien sabe que hace lo que tiene que hacer, lo que no le queda más remedio. Puro instinto de supervivencia.
La foto ha dado la vuelta al mundo desde que el pasado día 24 la colgase Nadia Abushaban en su perfil de Twitter. Abushaban, que se describe en su perfil como «fotoperiodista de la ciudad de Gaza» incluye una escueta frase en la que explica la confusión del pequeño «que por eso se rindió»: primero, en árabe; dos días después, en su traducción al inglés. Ha cruzado todos los océanos y ha sido ‘trending topic’ en lugares como Australia.
Pero la imagen, en realidad, tiene dos años. Fue tomada por el fotógrafo Osman Sagirli y publicada por un periódico turco en 2012.
Adi Hudea, que así se llama el pequeño, tenía entonces cuatro años. Acababa de perder a su padre en un bombardeo y de tener que abandonar su casa con su madre y sus tres hermanos. Los cinco siguen viviendo en el mismo campamento entre Siria y Turquía donde se instalaron entonces.
Esta es la historia de Adi, pero también la de los 14 millones de niños que, según los últimos datos de Unicef, han sido afectados en su país por la guerra. Porque Adi nos mira desde esta foto que se ha convertido en un fenómeno en internet, pero son muchos quienes, como él, ponen cada día cara a las cifras, dejando tantas veces su vida por el camino. Porque a Adi le estamos apuntando entre todos. Porque eso y no otra cosa es mirar para otro lado.