Si Fray Luis de León y Henry Morton Stanley fueran asturianos, se hubieran presentado a las últimas elecciones autonómicas, sacado su sillón de diputados y sentado ayer en la Mesa de la Junta General, la historia no hubiera cambiado demasiado. O, por lo menos, no sus dos famosas frases. El santísimo profesor podría perfectamente haber dado los buenos días con su histórico “decíamos ayer”, como si llevara cinco años sin aparecer por la Universidad preso por la Inquisición. También el explorador que salió tras el perpetuo buscador de las fuentes del Nilo tranquilamente se habría despachado con su “doctor Livingston, supongo”. Porque en el Palacio de la calle Fruela, como en Salamanca y en el Congo, el tiempo parece que se ha detenido. La primera reunión de la nueva legislatura sirvió para lo mismo que la última de la anterior: hablar y pactar los sueldos de los señores diputados. Y el partido acabó otra vez con goleada de sus señorías. Afortundamente esta vez les llevó un santiamén en vez de seis meses. O sea y resumiendo en plan minuto de juego y resultado: cobran lo mismo. Y lo mismo en euros son 3.902 al mes por dedicación exclusiva, 1.820 por ‘media jornada’, 4.226 para los portavoces, 4.550 para los de la ‘Mesa’ y 4.874 para el señor presidente de la Junta. Como novedad, en vez de 47 asesores ahora van a tener 48. Parece que nos han metido otro tanto por la escuadra. Como ayer. Supongo.