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'It funcionaria' sin Louboutin

Desde que Iñaki Urdagarin compareciese ante el juez con una americana blanca más propia de ‘Vacaciones en el mar’ que de un juzgado de instrucción, las cosas han cambiado mucho. Alguien debió darse cuenta de que aquella pinta era más bien de juzgado de guardia. Y el ejemplo ha cundido. Vestirse es cubrirse, pero también una declaración de intenciones. Por eso vestirse para para declarar es tan importante, porque es como declarar dos veces. Igual que no se va a una boda en chandal -a lo mejor Paquirrín sí, pero no lo tengo confirmado- nadie se sienta en el banquillo con sus mejores galas, especialmente si de lo que está acusado y/o acusada es, precisamente, de desviar dinero público (del vulgar robar) para gastárselo en taconazos de Louboutin. Siempre presuntamente.

Marta Renedo ha aprendido la lección. A lo mejor por que vio a Urdangarin haciendo el ridículo o puede que por consejo de su abogado. En capítulos anteriores, la que fuera ‘it girl’ del choriceo regional nos había sorprendido con zapatos imposibles y bolsos tope gama, de esos que cualquier compañía de vuelos low cost te obligaría a facturar por exceso de equipaje. Siempre, además, perfectamente colocados en modo ‘corte de mangas’, o sea, colgando del brazo a la altura del codo con el antebrazo estratégica y verticalmente elevado. Sí, como Paris Hilton o Chloë Sevigny. Pero ya no.

La exjefa de servicio de Promoción Cultural (seguramente en su definición de ‘Promoción Cultural’ está el quid del caso, pero ese es otro tema) llegó ayer a la Audiencia sin su melena al viento -se la ha cortado, como Curro Romero la coleta-, vestida con un ‘outfit’ (otrora modelo, conjunto o similar) que podríamos definir como ‘pasaba por aquí’ y con un bolso que más parece una bolsa de la compra ahora que hasta Mercadona cobra por las de plástico. Modelo que, para más inri, hoy ha repetido, algo que solo hacemos el vulgo pueblo y doña Letizia cuando se pone en plan fan de Amancio Ortega. Renedo tampoco ha comparecido con gafas amarillas de Alain Mikli sino negras y tirando a discretas, otro truco seguramente aprendido de los errores del ínclito exyernísimo, hoy yerno a su pesar, como Filomeno.

 
No sabemos qué va a pasar, no lo sabe nadie a juzgar (con perdón) por el carajal procesal que se ha montado, con esos 2.000 folios de informe del Principado que no valen más que para reírse a la cara del ‘papel cero’ tan publicitado por el Ministerio de Justicia. Y de paso de todos nosotros. Sus señorías no los han admitido a petición del fiscal por «irregularidades». A estas alturas, lo único que tenemos claro es que Marta Renedo no es ni su sombra. O eso quiere que pensemos. O que piensen los jueces. Dicen que ‘Orange is the new black’. Veremos.

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por María de Álvaro

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