Ayer vi unas fotos de la nueva ‘choza’ de Armani en el Caribe y he pensado que en cuanto pueda coger unas vacaciones me voy a Finlandia. A Finlandia, sí, porque allí el tiempo estará más o menos como aquí y, además, tienen el índice de suicidios más alto del mundo. Y a mí es que después de ver la ‘choza’ de Armani lo único que me apetece es abandonar este mundo. Por cruel. Así que no me queda más que viajar, porque en España no puedo hacerlo. Aquí resulta imposible. Aquí nos va todo tan bien que quedaría feo. Y no lo digo yo, que no soy nadie, lo dice el presidente del Gobierno. Lo dijo ayer en el Congreso. Dijo bien claro que de crisis nada, que tenemos algún “problema específico” y nada más. Y dijo también que “nunca hemos estado en mejores condiciones de partida para afrontar una situación como esta”. Literal.

Soy fan del optimismo patológico, que conste, el problema es que, tampoco lo digo yo, lo dice el Banco de España, en Europa no ganamos sólo en los campos de fútbol, también lo hacemos en el índice de paro (un 9%) y en inflación (un 4,2%). El caso es que Zapatero insiste y ahora además de echarle la culpa al petroleo -que la tiene, no digo que no- se la echa a la construcción -que también la tiene, no digo que tampoco-. El problema es que más que culpas necesitamos soluciones. Y Rajoy tampoco es que nos dé muchas, más que nada porque el resumen de sus 20 minutos de intervención parlamentaria es haber pronunciado la palabra crisis 17 veces. Y ya lo decía el gran Terenci Moix, en esta vida se puede ser de todo. De todo menos pesao.

En fin, menos mal que la sandia está barata y ahora vale pa todo. Ah, y esto tampoco lo digo yo. Lo dice la Universidad de Texas. Así que habrá que fiarse.