De antiguo es sabido que no hay nada en el mundo más grande que Gijón. Que aquí los molinos son molinones; las escaleras, escaleronas; las aceras, aceronas, y hasta el mismísimo King Kong tiene un baño de uso público. Es ésta, con permiso de Nueva York, una gran urbe. Y vivir en grandes urbes es lo que tiene, que, a veces, resulta algo molesto. Por eso no entiendo cómo todavía hay gente que no se ha mudado a, un suponer, Yernes y Tameza, concejo tranquilo donde los haya, lleno de verdes prados y ajeno al ruido. Es una idea. Y va dirigida a todos los que cada vez que se anuncia algún servicio o festejo público junto a su hogar-dulce-hogar, protestan.
No sé, a lo mejor también se puede estirar un poco el nuevo dique de El Musel, colocar una plataforma y llevarlo allí todo en plan isla de Dubai. Tengo hasta el nombre: la plataformona. Ahora sólo falta convencer a la AA VV Submarina de las Amosucas de que no arme ninguna. Eso y que el Ayuntamiento nos mande a cada uno un traje de buzo con la nueva factura del IBI. Total, ya metidos en gastos…