Dice mi hermano cuando me quejo por algo que se veía venir, que eso es como ser del Sporting y deprimirse por perder el domingo. O sea, una gilipollez. O una pérdida de tiempo, que viene a ser lo mismo. El caso es que lo de esta tarde en El Molinón se veía venir, por más que nos desayunáramos con la noticia de que el campo, lo que es el campo, va a ser internacional. Y aún así nadie me negará que la cosa es como para deprimirse. Después de ver un remate fallido que mi propia abuela hubiera metido entre los palos (que me gustan a mí las expresiones de comentarista deportivo) y después de ver a un equipo que más que correr se pasea, sólo nos queda esperar a que la semana que viene San Fermín esté durmiendo o asándose unas chistorras. Ays.