Los hijos del pirata Drake, más conocido en la Gran Bretaña que los trajo al mundo como Sir Francis Drake, ya nos tienen más que acostumbrados. Ellos, que conducen como hay que conducir y pagan con la moneda que hay que pagar; ellos, capaces de inventarse hasta su propia Iglesia porque fue el Papa y se puso tonto, llevan siglos y siglos siendo más toreros que Manolete por más que no sepan lo que es un capote. Y hay que reconocer que saben hacerlo. Flema tienen. Cara, también. Y sombreros imposibles. Con las tres cosas vino Princess Anne de paseo a la colonia. Con las tres ‘hizo turismo’, puede que hasta entre los monos. Y yo, que siempre he sido fan de Princess Anne y de sus sombreros, me ‘quito’ y me hago camilista. Por lo menos hasta que a la de Cornualles le dé por visitar Gibraltar. Que somos cornudos, pero no apaleados. ¿O si?
PD. Y la canción se la dedico a Princess Anne y a su santa madre. Y reconozco de paso que hay otras muchas cosas que también saben hacer. Esta canción es un ejemplo. Y el gintonic. Y el chocolate de menta. Y el té con sandwiches de pepinillo. Shakespeare, Óscar Wilde… No sé, tantas y tantas cosas fundamentales…