No ser nadie está lleno de ventajas. Uno puede decir las chorradas que se le ocurran y no pasa nada. Pasa únicamente que si dice demasiadas tonterías termina por ser tonto o cruel si se pasa con las crueldades o pesao si, simplemente, se pasa. Pero no pasa nada. Salvo para uno mismo y, como mucho, para su familia más próxima. Otra cosa ya es ser Papa. Entonces uno tiene una responsabilidad con el Mundo y hasta con el Cielo y puede que incluso con el Infierno. Si uno es Papa y se va a África estará estupendo que hable de amor y de fidelidad y hasta de los valores de la castidad, que hay quien se los encuentra y vive feliz, pero no puede decir que “los preservativos aumentan el problema el sida”, porque eso es mentira. Y mentir es pecado. En este caso mortal: 25 millones de muertos desde 1980.