La culpa de todo la tiene Yoko Ono. Lo cantaba Deff con Dos a grito pelao en los 90 y, sin necesidad de desafinar ni atornillar tímpanos, la frase no puede ser más útil. Vale para casi todo. Vale también, claro, para unas elecciones. Incluso para unas elecciones autonómicas. Incluso para las asturianas. Echarle la culpa a Yoko Ono es lo mismo que echársela al cha-cha-chá, por seguir con música, o al empedrao, si se quiere un ejemplo más de aquí. Y quien dice Yoko Ono, el cha-cha-chá o el empredrao dice, un suponer, Correos.
Y esto ya no lo digo yo, lo ha dicho esta misma mañana el secretario de Organización de la FSA-PSOE. Jesús Gutiérrez cree que es imposible que 9.000 asturianos que viven fuera de Asturias hayan iniciado el papeleo para poder votar y luego sólo hayan votado 3.500. Vale. Jesús Gutiérrez cree que se han quedado papeletas “en los hangares” y hasta ha comparado la cosa con tirar una urna al Nalón como si fuera un ‘bichu raru’, y sigo con canciones, si me permiten. Valdrá también. Lo que ya no vale tanto es presuponer el voto a 5.500 emigrantes. ¿O si?
La FSA, que tiene un concepto muy suyo de la autocrítica, tal vez no se ha dado cuenta todavía de que las elecciones son como las llaves: se pierden más que se ganan. Del PP no digo nada, porque aún no he oído a nadie del PP decir nada tras la infausta noche electoral. He leído un comunicado, sí, pero no he leído nada nuevo. No sé. Lo único que sé es que yo sigo con canciones y, como canta Serrat y recordaba esta mañana en El Comercio el maestro Jaime Poncela: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”.
Los asturianos hemos votado. Ahora les toca a los políticos. A todos, incluidos los que han ganado en el Principado por un solo diputado. Y para empezar, podían dejar de tirarse trastos a la cabeza. Es una sugerencia. Háganle caso a Serrat. Y a los votantes. Si no es mucho pedir.