Hay días en que uno (una también) tiene ganas de saltar por la ventana. Otros en los que uno (y una, naturalmente) quiere matar alguien. Es un decir, claro está. Existe la posibilidad de que la opción a y la b se combinen. Y esos son los peores. A mí generalmente me coinciden en lunes. Otras, llegan de improviso un viernes, pero esos tienen ventaja, porque sabes que el fin de semana está ahí, a la vuelta de la esquina. Si con todo, el consuelo no vale, yo tengo un truco. Es éste. Y funciona.
http://www.youtube.com/watch?v=LU_QR_FTt3E