Desconozco si está legislado, en el Código Penal o en el que corresponda, que escupir en la calle queda feo y orinar en público, peor, por poner dos ejemplos. Si tuviera que poner tres o cuatro, pues diría que también desconozco si está tipificado por algún lado la prohibición de ir en pelota al trabajo o irrumpir, un suponer, en medio de ‘Tristan e Isolda’ al grito de “¡muerte al polaco!” por aquello de que, como todo el mundo sabe, escuchar a Wagner incita a invadir Polonia. Digo que desconozco si alguna ley prohíbe los cuatro casos anteriores porque en la Universidad de Oviedo se propone estos días regular el ‘decoro’ de los alumnos, más que nada para que no se presenten en clase con el tanga fuera del pantalón o unas chanclas de playa.
Y a mí me da un poco de vértigo que haya que ponerle una normativa a todo, tanto como que a alguien se le ocurra escupir en la calle, orinar en público, ir en bolas a la oficina, gritar “¡muerte al polaco!” en la ópera o ir a clase como el que va a la playa o de botellón. Vamos que, al paso que vamos, cualquier día habrá que hacer obligatorio so pena de multa el dar los “buenos días” en el ascensor, no vaya a ser que mandar a la mierda a un vecino también se considere ‘libertad de expresión’. Por civilizar estamos, oiga. O a lo mejor es que me estoy haciendo vieja. Nunca se sabe.