Franco tenía el NODO; la dictadura cubana, el Granma y su tele pública, y Díaz Ferrán, a ‘El País’. El primero inauguraba pantanos, hacía odas a la familia numerosa y ocultaba todo lo demás; la segunda justifica la muerte de un preso político y lo llama por momentos preso común y por momentos terrorista, y el tercero se permite el lujo de presentar su presunta propuesta de reforma laboral a través de un artículo de prensa. Y yo voy y me indigno. Y no sé por qué lo hago. Ya sé quien es (era) Franco, ya sé quien es (y desgraciadamente sigue siendo) la familia Castro y ya sé quien es (y nadie se explica cómo sigue siendo) el presidente de la Patronal, ese señor al que le cerró su empresa un juez, dejó a cientos de empleados en la calle sin más explicaciones y llamó idiotas a sus clientes por haber utilizado los servicios de su compañía. El caso es que lo de Franco ya no importa, porque hace 30 años largos que ni hay NODO ni hay nada. Lo que no sé es cuántos años faltan para que el iluminado Fidel y los iluminados que le siguen y viven estupendamente bien (algunos hasta con Medallas del Principado y todo) dejen en paz a sus compatriotas, que no sé mueren de hambre, pero sí de asco. Y cuántos para que Díaz Ferrán deje de representar a nadie. Claro que él, que se sepa, no ha matado a nadie. Otros sí, por más que sean expertos en propaganda.
PD. ¿Dónde están quienes defendían a Aminatu?
PD2. ¿Resulta retrógrado y hasta fascista que te produzca la misma náusea una dictadura de derechas que una de izquierdas?