Se irán los crueles dioses con anteojos,
los peludos carnívoros con libro,
los pulgones y los pipipasseyros.
Y cuando esté recién lavado el mundo
nacerán otros ojos en el agua
y crecerá sin lágrimas el trigo.
Pues eso, que Enrique Morente no se ha muerto.
Algunos, pocos, se quedan pa’siempre.