Enciendo la tele por la mañana. Primer error. Sale la primera cadena. La pública. Esa que se llama Televisión Española. Veo a un torero, Jose Mari Manzanares para ser más concretos. Un redactor de la primera cadena, la pública, esa que se llama Televisión Española, le hace preguntas. Ninguna es de toros. Ni siquiera contra ellos. Le interroga sobre el más que presunto embarazo de su mujer, parece ser que está de ocho meses. ¿Y cómo lo lleva? ¿Y tienen ganas de ver la ‘carita’ (sic) del retoño? ¿Y ha tenido antojos? Así durante unos minutos. Fundido en negro, que diría mi abuelo postizo y telefónico Jaime de Armiñán. Tertulia de cuatro periodistas en la primera cadena, la pública, esa que se llama Televisión Española. Loas al torero. Porque hay que ver cómo se ha prestado a la entrevista. Ah, qué era una entrevista. Yo, como siempre, sin enterarme de nada. Y, luego, la reflexión: “es una persona muy altruista, porque ha dado la entrevista (otra vez sic) sin cobrar nada. Miro el diccionario. Altruista: “persona que profesa el atruismo”. Altruismo: “diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio”. Ahora la que se funde en negro soy yo. Eso sí, me consuela una cosa: tengo unos vecinos muy altruistas. Jamás me han cobrado un euro cuando hablamos del tiempo en el ascensor.