“Mírame, tócame, acaríciame, provócame, sedúceme, contrólame, protégeme, grítame, relájame. Yo soy Julieta”. Y yo sigo siendo María. Ni me he vuelto loca, ni he cambiado El Comercio por un diario de contactos, ni pretendo presentarme a Eurovisión al estilo Mónica Naranjo. Simplemente transcribo el último anuncio de Alfa Romeo. El Instituto de la Mujer ha pedido que se retire y a mí, que suelo estar en manifiesto desacuerdo con los institutos de la mujer varios, no me extraña lo más mínimo. Por cutre, por hortera y por creer que controlar, proteger y gritar está entre las virtudes que una mujer admira y/o quiere de un hombre. Claro que lo que verdaderamente es una pena es que no exista Instituto del Hombre para que se apunte también a la petición, porque la imagen que realmente queda pisoteada en estos escasos segundos de publicidad es la vuestra, queridos, no la nuestra.
PD. Mirar, tocar, acariciar, provocar, seducir y relajar sí que se vale.