Se puede tener calor en medio de un páramo helado, o frío y, sin embargo, no dejar de buscar la luna. Se pueden escuchar las olas y el viento y, en el más absoluto silencio, oír hasta música. Se pueden vivir paisajes propios y explorar otros ajenos sin dejar de estar en casa, donde quiera que esté ese sitio. Se pueden ver bandadas de pájaros donde en el principio solo hubo surcos y a Van Gogh perdido donde fue una muesca. Se puede entrar a buscar pintura-pintura y encontrar poesía-poesía.
Melquiades Álvarez expone ‘Celosías del invierno’ en la galería Gema Llamazares de Gijón. Se puede hasta el 30 de junio.