Amy Martin no es un timo. Diga lo que diga Rubalcaba, la historia de amor pop, lujo cool y postmodernidad ‘newyorker’ es solo un culebrón para la MTV que se coló en la Fundación Ideas. Tampoco es tan grave. En la tele ponen ‘Gandía Shore’ y en las librerías venden ‘Las cincuenta sombras de Grey’. Y no es delito. Es más, el sol sigue saliendo cada día contra todo pronóstico. No, Amy Martin no es un timo, lo que es un timo es que, durante años y años, en este país una fundación, dependiente de un partido político y financiada en buena medida con dinero público, contratase a alguien para que escribiese, cito literal: “análisis científicos de cuestiones candentes dando una perspectiva progresista”. Cámbiese la palabra ‘progresista’ por ‘liberal’, por ejemplo, y nótese la versatilidad de la expresión. Que sirve para cualquier partido, vaya. Lo que es un timo es que esto no le pareciese raro a nadie.
Lo demás, lo de hacer videoclips en Central Park, teñirse el pelo de verde, inventarse identidades y pasar fines de semana de champán y arte moderno en Manhattan son adornos, especias que dan color a un plato podrido antes de empezar a cocinar. Vender y, sobre todo, comprar humo es lo que nos ha traído hasta aquí. Sobre todo cuando el humo se paga a 0,26 el carácter, espacios incluidos.
PD. Esto son 59,02 euritos. Postdata no incluida. Si alguien quiere la versión en inglés o en chino mandarín, no hay problema, pero lo cobro aparte.