Zapatero ha anunciado la supresión del Impuesto sobre Patrimonio para la próxima legislatura, sin aclarar por qué no lo elimina en ésta: todavía está a tiempo. El presidente justificó la medida diciendo que quería dar un trato equitativo a todos los españoles, un objetivo que cada vez se cumple menos en el Estado de las Autonomías, como comprobamos los asturianos pagando por el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, mientras que en otras comunidades están exentos. El Impuesto de Sucesiones y Donaciones no es una cosa menor, ya que por esta figura fiscal se recauda el doble que por el Impuesto de Patrimonio. Zapatero adelanta que eliminará el tributo patrimonial cuando todavía no se ha cumplido el mes (9 de noviembre) del anuncio de Esperanza Aguirre de rebajar ese impuesto de forma escalonada hasta suprimirlo en el año 2010. En aquel momento, Pedro Solbes aseguró que los 430 millones de euros que ingresa la Comunidad Autónoma de Madrid por el Impuesto de Patrimonio no serían compensados por el Estado; sin embargo, ahora, Zapatero dice que los 1.400 millones que reciben todas las comunidades autónomas por ese tributo serán entregados por el Gobierno a través de otra vía.
Jaime Rabanal se ha mostrado de acuerdo con Zapatero, si el Principado sigue recibiendo el mismo dinero que ahora. Hasta ayer por la noche, todos los socialistas asturianos consideraban irrenunciable el Impuesto sobre Patrimonio, pero cambiaron de opinión, en bloque, porque el jefe ha renunciado a ese impuesto y el jefe nunca se equivoca.
Es imposible disociar el regalo de Zapatero de la campaña electoral. Las encuestas deben estar arrojando un resultado muy igualado entre los dos grandes partidos para que se recurra a dejar de gravar el “patrimonio de los ricos”. Al menos, este era el enunciado con el que los socialistas justificaban la pervivencia de un tributo que ya no existe en toda Europa, con la excepción de Suecia y Francia. Estamos en plena carrera fiscal, con Rajoy dejando libres de contribución a los trabajadores que ganen menos de 16.000 euros y Zapatero prescindiendo de gravar la riqueza. Entre el chequé bebé, las rebajas fiscales y la voracidad de las comunidades autónomas, la Hacienda del Estado va a sufrir anorexia.