Las centrales sindicales consideran que el pacto social no puede estar a expensas de la aprobación del presupuesto en el Parlamento. UGT y CC.OO. afirman que el acuerdo de los agentes sociales con el Gobierno debe tener respaldo presupuestario, tanto si las cuentas regionales obtienen el visto bueno de la Cámara como si se incurre en prórroga presupuestaria. Puestos a poner una fecha para dar validez al pacto social, los sindicatos piensan que debe ser antes de fin de año, cuando expira el ADECE, actual acuerdo de concertación.
Frente a las razonables opiniones del presidente de la Fade, reconociendo que la firma el pacto social puede esperar unos meses si hay prórroga presupuestaria, los sindicatos mantienen una posición tan rígida como simple: quieren cobertura presupuestaria para los compromisos de la concertación aunque no haya nuevo presupuesto. Una petición absurda, porque si el pacto que se está negociando excede de los 730 millones de euros, que era el monto total de los compromisos del ADECE, habrá que obtener una autorización de crédito del Parlamento para cubrir la cuantía acordada. Negociar programas de gasto que pueden superar los mil millones de euros sin tener en consideración la votación del presupuesto público que habilita ese gasto es una postura impropia de unos sindicatos que tienen tanto peso en nuestra región.
Una toma de postura tan falta de rigor viene propiciada por las declaraciones realizadas hace meses por el Gobierno regional, diciendo que el pacto social tendría luz verde con independencia de lo que pasara con el presupuesto. La declaración del Principado fue una frivolidad imperdonable, porque el dinero hay que sacarlo de algún sitio, pero, sobre todo, porque dio licencia a los agentes sociales para exigir dinero al Gobierno (esa es la esencia de la concertación asturiana) sin vincular esta demanda al nuevo presupuesto. Los sindicatos reivindican lo suyo, olvidándose del problema general creado por la falta de acuerdo político sobre la aprobación de los recursos. Dirán que están luchando por los intereses generales, pero si así fuera, podrían mediar entre los dos partidos de izquierda para sacar adelante unas cuentas que benefician a sus bases sociales.